Viajar siempre presupone conocer; siempre podemos ampliar nuestros conocimientos sobre las culturas, las personas, la fauna y la historia de los lugares que visitamos, esto asumiendo por supuesto, si prestamos la atención necesaria. Esta acción de embarcarse en un viaje resulta siempre en una dinámica tanto emocional como de aprendizaje; nuestros viajes quedan grabados siempre en nuestra memoria y con ellos los aprendizajes que hemos ido adquiriendo.
Por la mayoría es sabido el actual cuestionamiento tanto del sistema educativo neoliberal imperante como del mismo devenir de la sociedad en este contexto (y de las nuevas generaciones), y es que en muchas ocasiones podemos sentir que los “niños” están cada vez más desconectados de su realidad y prefieren pasar su tiempo “pegados” a una pantalla. Quizás podemos llegar a sentir que estas nuevas generaciones están viviendo en mundos virtuales en vez de experimentar la belleza natural y cultural de su entorno.
Y es que nosotros tampoco nos salvamos de tal análisis, usualmente muy preocupados y estresados como para prestar atención a todas las maravillas que nos rodean. Sin embargo, no debemos olvidar que el rol de la educación siempre será uno social, enmarcado en las circunstancias tanto de la economía como de la sociedad, esto quiere decir, que tanto el devenir histórico como la economía retroalimenta al proceso educativo y viceversa. Están así en constante diálogo.
Es por ello que, en calidad de educador, he querido destacar el papel del turismo en la formación educativa de no solo nuestros niños y jóvenes, sino de nosotros mismos, como educadores y actores dentro de todo este proceso. Es así como a través de experiencias educativas y pedagógicas innovadoras dentro de las comunidades y el territorio de la región he podido ver como la comprensión y visión de los jóvenes se expande.
Esto se inicia ya el año pasado, cuando la Universidad de Washington nos contacta y nos solicita una experiencia turística más enfocada en la educación, estaban ellos especialmente interesados en aprender sobre los métodos y las hierbas medicinales tradicionales de las comunidades indígenas aymaras. Y de esta manera, por las necesidades que se nos presentaron en aquel momento, dimos el puntapié inicial al desarrollo de distintos planes educativos y rutas de turismo científico, las cuales se enfocan en transmitir y valorizar la cultura y el patrimonio natural de la región. Y es que, mediante el turismo, y con las actividades educativas apropiadas, pueden desarrollarse conocimientos y aptitudes fundamentales en el desarrollo de los actuales jóvenes y de la sociedad. Esto ha generado un interesante reto, dado que se deben aunar las experiencias más lúdicas con los contenidos establecidos por el Ministerio de Educación.
Durante estas salidas a terreno es posible enseñar muchas cosas además de los conocimientos propios del currículum nacional, se puede igualmente, transmitir los valores e ideales de una educación para la comprensión internacional, la paz y la solidaridad; al poder acercar al viajero a distintas culturas, formas de vida y cosmovisiones, especialmente las correspondientes a los pueblos originarios. Y este desarrollo de la industria turística es por supuesto igualmente beneficioso (o mucho más) para las mismas comunidades, dado que esto permite y fomenta el interculturalismo, tema que me gustaría tratar a profundidad en futuras entradas de este blog.
El punto en el que me gustaría destacar aquí, es la oportunidad privilegiada que estas salidas a terreno y tours con un enfoque más educativo y científico, es en la transmisión de una educación medio-ambiental, una en la cual se puedan reafirmar tanto los valores como las responsabilidades nuestras y de las nuevas generaciones con respecto a la conservación y preservación de nuestro ambiente. Y es que los jóvenes, al poder experimentar nuevas situaciones, al empatizar con otras realidades sociales y culturales, son capaces de enormes labores, cosas que sorprenderían a cualquiera que piensa que solo están aletargados todo el día frente a sus celulares. En futuras entregas iremos relatando experiencias más específicas junto a colegios y los distintos actores dentro de la actividad turística.