Hoy por hoy con elevados niveles de estrés generalizado por la población se hace más necesario para la salud mental y física de las personas el poder “desconectar” ocasionalmente y disfrutar de la naturaleza, los amigos o bien simplemente de un día exento de preocupaciones o disgustos. Más aún, considerando lo acelerado que se han vuelto los ritmos de nuestras vidas profesionales y laborales. El solo hecho de dejar nuestro entorno, o bien nuestra zona de confort en busca de nuevas experiencias, nuevas sensaciones y recuerdos, ya nos resulta en una forma de autocuidado psicológico y físico, una forma de sanación y terapia de nuestro ser.
Y si bien, ya hemos definido al acto de viaje (hacer turismo como una forma de terapia), en el sentido que permite el desconectar con la rutina de nuestras vidas profesionales y ponernos en contacto, muchas veces, con la naturaleza, la cultura, y la gente que forma parte de las comunidades originales de los sectores a visitar, como una forma mediante la cual mejorar nuestro estado de salud físico y metal. También la actividad turística ha ido desarrollando y perfeccionando a través de los años (junto a diversos profesionales de la salud física y psicológica) técnicas, itinerarios y actividades terapéuticas específicas, convirtiéndose así en “turismo terapéutico”.
Como muchas innovaciones y/o prácticas actuales el turismo terapéutico cuenta con múltiples definiciones, autores españoles como Sánchez-Zapata (2006; p. 8), por ejemplo, sostienen que "turismo de salud es acudir a un centro donde se ofrece una serie de técnicas para mejorar y equilibrar el estado de salud y bienestar y/o recuperar la salud”. San José Arango (2003:15) argumenta que turismo de salud es "...una expresión afortunada que se refiere, fundamentalmente, al ocio combinado con terapias naturales basadas en la utilización curativa del agua, del clima, del masaje, de la dietética y del ejercicio físico". O bien; recreación terapéutica: la aplicación especializada de la recreación con el propósito específico de intervenir y cambiar algunos comportamientos físicos, emocionales o sociales para promover el crecimiento y el desarrollo del individuo. La recreación terapéutica puede verse como un proceso de uso sistemático de actividades y experiencias recreativas para lograr unos objetivos específicos” (Carter, Van Andel &Robb, 1985). Como podemos ver, lo que todas estas definiciones tienen en común es la utilización del cambio de clima físico y emocional con el fin de producir cambios positivos en la salud mental y física de las personas.
Entonces, ¿qué hay del desarrollo del turismo terapéutico en Iquique, en la región de Tarapacá? Si bien, no es difícil encontrar actividades de corte terapéutico en la ciudad, ya sea en la forma de terapias de yoga, reiki, aromaterapias, masajes, etc. Existe aún mucho que avanzar en el aprovechamiento de los recursos naturales y culturales en orden de complementar y enriquecer estas terapias.
En cuanto a los sectores de la región, ésta se encuentra bendecida por aguas termales, destacan en esta categoría especialmente las termas de Chusmiza, situadas a unos 3.600 m.s.n.m., estas piscinas termales tienen una temperatura promedio de 42 grados, y al encontrarse en el altiplano también la experiencia está acompañada del bello paisaje del sector.
Otra de las termas que se pueden encontrar en la región son las de Enquelga, ubicadas en la comuna de Colchane, a una altura de 3.700 m.s.n.m. presentando temperaturas de unos 30 grados en promedio. Estas aguas permiten la relajación y nuevamente el paisaje del lugar hace maravillas en cuanto a sentir paz y alivio del estrés cotidiano.